
Hubo una época en la que daba muchas vueltas por archive.org en busca de textos antiguos sobre la relación entre la imagen y el sonido. Entre lo que encontraba, había sobre todo artículos de revistas de divulgación científica y libros oscuros. Digo oscuros tanto en el sentido de que se han perdido en la noche de los tiempos como de que pueden contener ideas un tanto esotéricas. En la relación entre imagen/color y sonido siempre ha habido algo esotérico. No sé exactamente por qué, pero puede tener algo que ver con la contraposición entre lo visible y lo invisible.
Descubrí muchas cosas curiosas en esos paseos virtuales, ya iré contando… Como hay que empezar por una concreta, voy a empezar por uno de esos libros oscuros que terminé comprando.
No recuerdo exactamente cómo llegué a Thought Forms: A Record of Clairvoyant Investigation (1905) de Annie Besant y Charles W. Leadbeater, pero sí que fue a través de alguna búsqueda relacionada con la cimática. La cimática es la ciencia que estudia cómo el sonido influye en la materia. El experimento más típico de cimática son las figuras de Chladni, que se forman al colocar un polvillo sobre una placa y aplicarle vibración.
Besant y Leadbeater eran parte de la segunda generación de líderes de la Sociedad Teosófica de Madame Blavatsky y se dedicaban al ocultismo, entre otras cosas. No soy ninguna experta en teosofía, pero, resumiendo mucho, podríamos decir que su objetivo era explorar las verdades esotéricas de todas las religiones, ciencias y filosofías. No obstante, Besant y Leadbeater no tenían nada que ver con la comunidad científica. El libro trata sobre visualizar los pensamientos como formas abstractas, una especie de mezcla de clarividencia y auras astrales, pero como hay que buscarle algún tipo de base científica, comienzan hablando de la cimática.
Más allá de que creamos o no en estas cosas, las ilustraciones abstractas que contiene son maravillosas. Hay incluso quien piensa que fue una de las primeras semillas del movimiento del arte abstracto, o incluso de la psicodelia. Aunque el arte abstracto ha existido siempre, pero esa es otra historia, los primeros cuadros abstractos de Hilma af Klint, que hace unos años se está reclamando como madre de la abstracción moderna, son de 1906 y ella estaba en contacto con la teosofía. Kandinsky era también miembro de la Sociedad Teosófica y tenía una copia del libro.
Como ejemplo de las abstracciones de las que hablan Besant y Leadbeater, esta garra sangrienta es el pensamiento de tener ansias de beber alcohol, se supone que salió del cuerpo astral de un hombre entrando en un bar. Esa especie de dedos en forma de gancho muestran el ansia, y el color rojo y la textura moteada la bajeza de ese deseo. Como metáfora tiene sentido, venga o no de la clarividencia.

Los dibujos no son de Besant y Leadbeater, están hechos por artistas en base a las descripciones de ellos sobre sus visiones y proyecciones astrales. No obstante, a mí lo que me interesa particularmente es la parte en la que hablan sobre visualizar sonido.
Tradicionalmente, tanto desde la ciencia como desde la filosofía y el arte, se ha intentado enlazar el sonido con el color, porque como ambos son ondas sería de suponer que se puede establecer algún tipo de correspondencia directa entre ellos. Besant y Leadbeater dan un salto más allá afirmando que, si tienes capacidades paranormales, cuando escuches una pieza musical, verás una forma. Esto puede pasar realmente si tienes ciertos tipos de sinestesia, así que quizá era eso lo que les pasaba, quién sabe…
Cada tipo de música tiene sus propias formas, claro, y además esas formas y colores dependen también de los instrumentos usados y de la pericia de los músicos. La forma de una pieza musical será siempre la misma, pero dependiendo de las variables puede verse más grande o pequeña o con otra textura. Esas formas pueden durar hasta dos horas y, si son bonitas, tienen incluso propiedades curativas, te harán sentir bien y te ayudarán. Incluyen varios ejemplos con dibujos, de los que mi preferido es el de Gounod. Ese amasijo de colores es la forma que dejó en el éter la música al salir de la iglesia.

Años después de leer esta maravilla online, una amiga que había estado recientemente en la librería del ICA de Londres me dijo que había visto un libro que la hizo pensar en mí. No se había acordado de apuntar el título o sacarle una foto, pero en cuanto me explicó que era una especie de tratado sobre visualizar pensamientos en el que había cosas de sonido supe qué libro era. Buscando un poco, supe también que era esta edición que sacó Sacred Bones y fui corriendo a pedirlo. Que tenga este libro en físico se debe a esa casualidad, de otra manera no creo que me hubiese enterado de que se había republicado.

Como nota final, Besant no era simplemente ocultista. Era socialista, feminista y fue la primera mujer presidenta del Congreso Nacional Indio (aunque era británica, estaba a favor de la independencia). Por otro lado, en los años 20 se fue a EE. UU. con Jiddu Krishnamurti, sí, el líder espiritual. Besant y Leadbeater lo conocieron cuando era menor y ella terminó haciéndose con su tutela legal, por la que tuvo una batalla con el padre real. Besant pensaba que era el nuevo mesías y la reencarnación de Buda. Las incongruencias de algunas personas son realmente para estudiarlas.
En cualquier caso, la historia del coautor del libro, Leadbeater, es mucho peor, era pedófilo. Cuando a Krishnamurti le preguntaban, ya de mayor, por él, lo único que decía es que era un hombre malvado.
Todo esto me ha traído a la cabeza un artículo de hace años sobre la relación entre el ANS, un sintetizador visual ruso, y el ocultismo, donde también aparecen por ahí Madame Blavatsky y su Sociedad Teosófica. Esto enlaza además, por el lado de la electrónica y los sintetizadores visuales, con el UPIC de Xenakis del que hablaba en la anterior newsletter. Todo lo que me interesa se toca en un sentido u otro…
Si alguien ve formas en el éter cuando escucha música, que venga a explicárnoslo, por favor, antes de hacerse gurú de alguna secta.
Últimamente no he visto muchas películas porque he estado viendo y haciendo otras cosas. La única película que he visto desde la última newsletter es The Roses, que os la podéis ahorrar. Lo que sí he visto son muchos cortos, así que dejo aquí uno, este es un revisionado clásico, pero no sé si es muy conocido. Un señor se pone a leer El entierro prematuro de Poe y se obsesiona con que lo entierren vivo.
Para terminar, un repaso a lo que estoy leyendo ahora mismo, por si alguien necesita ideas. Estoy terminando El corazón revolucionario del mundo de Francisco Serrano, tengo a medias The Gilda Stories de Jewelle Gomez y me he puesto a leer Crash de Ballard. En realidad, no sé si la había leído ya, tengo la idea de que la leí allá en los 90 cuando Cronenberg la adaptó, pero a veces la mezclo con The Atrocity Exhibition, que sí estoy segura de haberla leído dos veces en dos ediciones distintas. Por cierto, una de ellas era la de RE/Search con ilustraciones de Phoebe Gloeckner que le regalé a alguien en alguna mudanza y me arrepiento…
Espero que el otoño os esté tratando bien y ya volveremos a leernos cuando mi caos se alinee para escribir un rato otra vez.
